No Alicia, no fugaz, no princesa durmiente ni hoja de coral ni verde rama. No pluma fuente, no ruina sobre el tiempo ni zona de silencios ni huellas tras los pasos del dumiente.
No batalla en el desierto que se fuga para no vencerse, no fotografía futura de la civilización pretérita para el hombre; no dragón ni serpiente que baila ni musa extraviada ni dulce llama. No Alicia, no tema de leyendas, no lugar de los encuentros ni piel extraña. No matinal suspiro ni tronado beso ni larga noche larga.
No perecedera, no tampoco inmortal, no mística ni aurora ni sol ni luna.
Pero si, sí.
Sí Alicia, sí fugaz sí princesa que despierta, sí hoja de coral, sí ardiente rama, sí pluma a la poeta, sí zona de compases de silencios y maravilla ignota; sí huellas dejadas en la arena.
Sí batalla que se enfrenta, sí fotografía de sí (que un hombre admira); sí dragón y sí serpiente y sí musa que canta sí dulce llama. Sí Alicia, sí tema de novelas, sí lugar de coincidencias, si tersa piel. Sí amanecer suspiro, sí beso profundo, sí larga noche larga.
Sí mortal, sí flor de tiempo. Sí mística y aurora, y sí luna y sí sol. Sí Alicia, sí memoria, sí sonido y paradigma sí música y palabra.
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