jueves, 10 de septiembre de 2009

Héctor Vladimir poeta cubano que sumó fuerzos para el nueve poético


"Lecciones para Calypasto"



era un país tan grande como los armarios


donde los hombres vivían colgados


a un eterno perchero


la mayoría siempre se doblaba de frente


como los espejos



ese día doblaron a uno al revés


y así fue desde ese instante lo cotidiano


hasta ser obligadamente barroco


como giardias que acontecen papá


y nadie vivía de espaldas a los otros


porque se tenía al frente un único foco

el cual decían daba la neblina imprescindible


pero no la luz


luego algunos aprendieron a balancearse


pero chocaban al freno de la mayoría


que no se quiso mover


que nunca osó pendular


y el movimiento sólo admiró del giro


la capacidad de desdobles



en el principio hubo el otro que se dobló de lado


pero le decían el loco


borracho de su historia


y lo alienaron solitario necesariamente


en el ala derecha del armario




a las mujeres las guardaron siempre sin doblarlas


a todo sus largos en la parte de arriba y del polvo


pero reían la marca del perchero


sobre la piel viril del hombre


entonces no hizo falta cerraduras


sólo una chapilla coherente con pitágoras


y otra próxima lectura


al final la historia vivió de un arriesgado


columpiar tanto hasta poder verse


el otro lado de las cosas


la vejez de esta verdad


y lo fácil que era cada día para el loco


desengancharse


y subir todas las noches a dormir con las estrellas

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